Una tal Vane y sus problemas con el fisco

Todos estamos de acuerdo con lo tedioso que nos resulta todo lo relacionado con temas impositivos. Ya de por si el contador es una persona aburrida. (Quiero aclarar que no soy contadofóbica ¿se dirá así?).
Resulta que ARBA me reclama una deuda de dieciocho meses. Voy a la sede donde en su momento me inscribí y me dicen “tenés que ir a la nueva sucursal que se abrió en tu barrio y llevar una nota de reclamo con copia de los comprobantes”. Ya no vivo ahí, pero lo hago. Voy. Me atiende el clásico empleado administrativo al mejor estilo skech de Gasalla. Le explico mi problema, le entrego el reclamo y me dice “No, no te puedo tomar el reclamo”. Después de largo rato de discutir, empecé a los gritos. Se acerca otra clásica empleada administrativa cuasi en piyamas, con una taza de sopa en la mano, a ver el espectáculo, como si estuviera en el circo Romano. Cuestión que yo pago, ARBA no imputa el pago y yo tengo que adivinar como solucionar el problema. Llamo al 0800 para que me orienten y después de perder otra larga media hora tratando de hacerle entender al tercer empleado administrativo del dia, me dice “Ok. Sra., el procedimiento indica que tiene que hacer el reclamo”. Pero si te llamo para decirte que no me toman el reclamo. “Bueno, haga el reclamo de que no le toman el reclamo”. Pero no me lo van a tomar. “Se lo tiene que tomar”. ¿Y si voy a otra sede?. “No puede, porque tiene que ir a su domicilio fiscal”. Bueno, lo cambio, como hago. “No puede. Tiene que asentar el reclamo en la sede de su barrio”. Pero no me lo toman. “Haga el reclamo.”. Terminé pidiéndole que me tome el reclamo porque cuando llamo para que me tomen el reclamo de que en la sede de mi barrio no me quisieron tomar el reclamo, me dicen que haga el reclamo de que no me quisieron tomar el reclamo. El administrativo en cuestión me toma el reclamo, aclarándome que el reclamo del reclamo no va a solucionarme mi problema originario, que ya no recuerdo cual era. Ah, si, que ARBA no me imputa los pagos que hago hace año y medio. ¿Y ahora qué hago?. Le pregunto a mi contadora y me dice que me tienen que tomar el reclamo. Claro, el reclamo. Pero no me lo toman. Te lo tienen que tomar. Me lo tiene que tomar. Creo que estoy atrapada en una película de Woody Allen.

Una tal Vane

Tengo problemas

Reconozco que tengo problemas. De magnitudes disímiles, pero no dejan de ser problemas. En mi cuaderno de apuntes escribo con birome negra desde la primer hoja. Tragedia. La clase pasada me la olvidé, solo tenía la azul. Disimulando mi perturbación le pedí a una compañera, la cual observé que escribía absolutamente con cualquier cosa, si me cambiaba su lapicera negra por la mía, de color azul profundo, como mis obsesiones. Noté en su cara una cierta compasión, como si estuviera frente a un enfermo al que no puede negársele nada. Accedió. Finalmente, tomé todos mis apuntes con lapicera de color negro, lo cual me dio mucha tranquilidad y felicidad, porque aparte tenía mis otros colores para las flechitas y puntitos.

Una tal VaNe

Estoy vencida porque el mundo me hizo así

Hace un tiempo (largo) que ésta frase resume muy bien lo que siento. Mi forma de pensar y actuar no va con la sociedad en la que me tocó nacer y vivir. Me siento especial, pero estoy casi segura de que no del modo positivo del término, sino «especial» como sinónimo de «rara».
¿Por qué digo esto?
Bueno, a ver, lo resumo en un par de hechos concretos, los cuales vivo en carne propia a diario.
- Me irrita la gente que se estaciona sobre el acceso a una rampa para discapacitados.
- Me indignan las picadas de autos y motos que se realizan en la vía pública mientras transitan otras personas ajenas a ésta «competencia».
- No entiendo a la gente que maltrata a los animales, de hecho, dejé de comérmelos.
- Me hace sentir mal la gente que no sólo no es solidaria, sino la que se burla de los que lo son.
- No soporto a los «malos compañeros», esos que te cruzás siempre en cualquier ámbito de la vida, facultad, trabajo, etc. Esos que no sólo no te dan una mano, sino que justamente, te pisan la cabeza.
- Odio la gente que se queja pero no hace nada por cambiar las cosas. A éste tipo de gente los encontrás fácilmente en cualquier cola, desde la del colectivo hasta la del banco. No paran de quejarse, pero cuando vos reclamás, se alejan y te miran con cara de «yo no la conozco».
- Me molesta la gente que habla mal por las espaldas, que no respeta tu elección de vida, tu manera de ser. «¿Más de 30 y sin novio?... por algo será», «¿No comés carne?... ¡que boludez!», etc, etc.
- Me parece increíble que cuando sube una persona discapacitada o con un embarazo avanzado a un medio de transporte público, nadie le ceda el asiento. He llegado a escuchar a alguien decir «Bueno, pero si quiere sentarse que se vaya a tomar el micro a la terminal». Se ve que nadie entiende el cartelito ese que está en el primer asiento que dice RESERVADO.
- Me duele la gente que usa como insulto calificativos claramente discriminatorios como «negro de mierda», «negro, pero de alma», «mogólico», «paralítico de mierda», etc.
- Me indigna de sobremanera la corrupción que me rodea a diario, no sólo en mi trabajo, sino en la vida cotidiana, como cuando recurrís a la Policía a denunciar algo y si tenés suerte, se te cagan de risa nada más.
Y así podría seguir escribiendo líneas y líneas. Seguramente, cuando leas esto te vas a sentir identificado con más de una o, tal vez, cometas una de éstas tantas acciones que repudio.
Por todo -y mucho más- insisto: estoy vencida porque el mundo me hizo así.

Ella

Ella mira la Luna y se pregunta cuando llegará el día en que se abra sus ojos una mañana y se dé cuenta que ya no lo extraña, todas las noches tiene la esperanza que ese día sea el próximo amanecer, y se despierta y se da cuenta que ese día no va a ser. Hay tantas palabras que ella quería confesarle, quedaron tantas cosas por decir que no le alcanzarían las poesías. Ella guardaba algo para él, solo para él, y él se fue sin saberlo. Ella no ha querido que nadie más la bese, sabe que ya es inútil, ningún sapo se convertirá en él. Ella cumplió al pie de la letra cada una de las recetas que existen para el olvido, siguió las instrucciones, paso a paso, ya no habla de él, no mira más sus fotos, no recuerda ese primer beso, ni mucho menos el último, ese que ella jamás imagino que era de despedida. si tan sólo hubiese sabido que nunca más lo vería sonreir, que cuando se iba era para siempre, porque ella sabe que es para siempre.

VaNe

Cuando te ví

creí reconocerte

pensé que finalmente te había encontrado

tanto buscarte

y de repente estabas parado frente a mí

Lograste lo que nadie quiso intentar

me hiciste feliz

esa noche que nos besamos bajo las estrellas

sentí que te quedarías a mi lado

Pero un día te fuiste

prometiendome volver

y sólo vos sabrás

porque decidiste no hacerlo

Y ahora volví al lugar

del que nunca me rescataste

del que creí escaparme entre tus caricias

y esa sonrisa que me alegró el alma

Volví a estar en compañía

de esta soledad

de la que no logro hacerme amiga

después de haberte conocido

VaNe

Tal vez porque la felicidad no me inspira

hoy más que nunca escribo

cuando el llanto me ahoga

cuando no me quedan esperanzas

siempre aparece algo que me impulsa a seguir

que me da fuerzas

y empiezo de nuevo a andar

esperando que la vida me sorprenda

nunca sé que me espera

tal vez más heridas

tal vez una sonrisa

VaNe

Volví al lugar donde nuestras miradas
se encontraron por primera vez
me senté a esperarte en el mismo banco
te busqué entre tantas almas
pero nunca apareciste

aunque sé que ya has olvidado mis caricias
y mis besos habrán sido borrados por otros
no se va tu aroma de mi piel

quisiera que tu recuerdo desapareciera
en un abrir y cerrar de ojos

pero mucho más quisiera
que estuvieras acá
conmigo


VaNe

De repente volvio a mi mente tu recuerdo
el sabor de tus besos llamándome a lo prohíbido
tus manos buscando un lugar para hacer nido
y esa sensación inexplicable que me provocabas

VaNe

buscáme hasta el cansancio
encontráme
quedáte conmigo hasta el final
y nunca me sueltes la mano

VaNe

y me tocás
desde la luna me acaricias
y te siento
en un rincón de mi alma
te encuentro
mi cuerpo se entiende con tus manos
mi boca esta de acuerdo con tus besos
pero a mi amor le duele tu libertad
y hiere de mi muerte a mi corazón

VaNe

26 de agosto de 1914 - 26 de agosto de 2007

Unas palabras para mi cronopio...

Hoy se cumplen 93 años del nacimiento de Julio Florencio Cortázar, una persona que ha influído en la manera en que veo la vida, aunque él no lo sepa (tal vez no lo sepa, no sé); ya no puedo ver tirado por ahí un paraguas sin pensar en la Maga, o encontrar un tornillo en el suelo y no recordar inmediatamente al napolitano del que habla Horacio. También he tomado la costumbre, la terrible costumbre, de salir de mi casa sin ningún tipo de rumbo fijado, sólo a salir a caminar por ahí, pensando en la frase que le dió inicio a Rayuela. He leído demasiadas veces el capítulo siete, pero no las suficientes ¿Quién no soñó con esas palabras? Un día descubrí, como si fuera un pequeño detalle más, que Julio dejó ésta vida un día después que yo llegara a ella...

-Te quiero tanto, Julio-

(26 de agosto de 1914 - 12 de febrero de 1984)

***

no sé que buscábamos
pero nuestras bocas se encontraron
tuve otra vez esa sensación
que ahora me deja un sabor tan amargo

VaNe

te abracé con mis alas
te llevé a mi mundo
pero vos no te quisiste quedar
sólo estabas de paso


VaNe

mi boca siempre espera por vos
tus besos me atrapan
entre tus brazos me escondo
hasta que la soledad vuelve por mí


VaNe

No me pude resistir
otra vez caí a tus pies
esos ojos, tu boca buscandome
tus manos me hablan
me piden que no me resista
tus besos comenzaron a convencerme
finalmente tus caricias callaron
ya no eran necesarias


VaNe